OJOS (Alberto Rodríguez Ramos)

Ya que así me miráis, miradme al menos

Gutierrez de Cetina

 

 Otras veces los encontré monótonos.

Como el aroma que deja el silencio

después de una noche de fuego fatuo.

Los sentí displicentes, y su pulso

no me entregaba más que la ironía

de encontrarse ahogado por un cordón

de zapato. Los quería conmigo,

a mi lado. Para jugar al Tute,

por ejemplo. O al Parchís, o a las Damas.

Para resistir mejor a la pereza  

de otro día insolente que se escurre.

Mira que los he provocado con chispas,

con burlas y con tirones de pelo.

Mira que los he tentado con besos.

Incluso, me disfracé de payaso

por ver si despistaba su estupor.

Pero no bastaron juegos de mesa,

ni esa nariz ridícula y chillona.

 

De pronto hoy es enero, me parece,

y siento que vuelven a conversar

sobre la almohada tibia de tu gesto.

Encienden lumbre, preguntan mi nombre.

Les ofrezco otra mirada, ya fuera

de mi caduco y torpe embotamiento.

Me llevan hasta la despensa efímera

donde yace la ingenua transparencia.

Entonces se acrisolan como el oro.

Ya no buscan, no pueden resistirse.

 

Hoy es enero, lo vivo con ganas.

Tus ojos nacen. Y parten de cero.

Me enseñan el cáliz de la indulgencia.

Se abren casi estallando a la vida.

Como alegres chinchetas de colores,

se adhieren a mi piel, a mi latido.

 

Escucho lo que ya no puede verse.

 

 

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s