Vendrán

Para Alena, aunque se enfade, con mi agradecimiento
por su falta de memoria.

Volarán sobre la pobre realidad que permanece cuando ya no haya nada. Esa nada sin fin que existirá, quizá, más allá del último latido. Como cieno indeleble, ennegreciendo aún más el horror de la ausencia.

Vendrán a confirmar errores y egoísmos. Su sonido quebrará cualquier música que hubiera. Cada nota será un réquiem de dolor, un solitario adiós entre el horror del no ser, y el miedo a descubrir un después infinito.

Sus graznidos se oirán como esas risas que hielan el espacio dejando un humor frío. Se pegaran a las paredes de las calles y casas. Inmovilizarán los corazones de los niños. No habrá posibilidad de una sonrisa.

Ya no habrá azules, ni malvas ni turquesas. No habrá brisas que envuelvan esperanzas. Los «siempres» serán eternamente «nunca más».

Ellos vendrán y volaran sobre la pobre realidad que seré cuando ya no haya nada.

Septiembre 2003

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